Estereotipos de género en el cine
LOS ESTEREOTIPOS DE GÉNERO EN EL CINE
Índice
INTRODUCCIÓN
La imagen de los colectivos sociales se encuentra impregnada bajo las ideas de los estereotipos que se les han atribuido. En nuestra sociedad encontramos una cantidad notable de ellos: estereotipos de los inmigrantes, de los musulmanes, de los drogadictos; de los de izquierda y de derechas…
En la entrada de hoy nos vamos a centrar a un tipo de estereotipo específico, pero del que todos estamos impregnados: el de género. Es decir, los estereotipos ligados a los roles sexuales, las creencias que un grupo tiene acerca de los atributos de hombres y mujeres.
Las numerosas publicaciones acerca de este tema dan cuenta de que la sociedad es más consciente de ellos. Cuando realicé mi TFG sobre la masculinidad en el cine negro tuve que empaparme de esta información, pero me di cuenta de que mucha de ella era redundante y nebulosa. No eran claras.
A pesar de ello encontré información de calidad y de gran interés. Estudiar los estereotipos de género en el cine, además de instructivo, es muy divertido, pues veremos cómo la cámara cambia de posición sólo por el hecho de enfocar a un hombre o a una mujer.
ESTEREOTIPOS
La Real Academia Española define al estereotipo como la “Imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable”. Su segunda acepción ,“Plancha utilizada en estereotipia”, también deja entrever la idea de un modelo.
Es una definición pobre si se desea ahondar en ella. Es por ello que hay que buscar en otras publicaciones para dar con una definición que permita su estudio en el cine.
Félix Moral y Juan José Igartua tocan los estereotipos en su obra Psicología social de la comunicación: Aspectos teóricos y prácticos (2005). Definen estereotipo como un conjunto de atributos asignados a un grupo social. También se expone como la parte cognitiva de las actitudes prejuiciosas, ya que los prejuicios son actitudes con una conducta discriminatoria y de evaluación negativa.
En la definición anterior se expone una parte negativa de los estereotipos: los prejuicios. María Rosa Cano Gómez y Ana María Pérez Galán hablan de la peligrosidad de estos en su artículo “Construcción identitaria a partir de las imágenes: estereotipos que se consumen en la pantalla” (2010). Hacen hincapié en el aumento de los estímulos audiovisuales que recibimos y de cómo la realidad de nuestra vida se vuelve más difusa a causa de la finura que se establece entre lo real y lo ficticio.
La sociedad cada vez consume más contenido audiovisual, con los efectos que ello conlleva. Las imágenes que nos llegan a través de las pantallas transmiten estereotipos y refuerzan los que ya se han instalado en el imaginario de la sociedad.
Con una constancia abrumadora, recibimos infinidad de estímulos visuales sobre los que prácticamente no construimos relación dialéctica alguna, con las que no mantenemos una relación de igualdad discursiva, y que decididamente afectan a nuestra vida diaria
(Cano Gómez, M. y Pérez Galán, A., 2010).

La misma idea se expone en el artículo “Co-educar la mirada contra los estereotipos de género en TV” (2008) de Jorge Belmonte y Silvia Guillamón Carrasco, cuando mencionan el papel de los medios de comunicación como agente socializador y herramienta en la construcción de las identidades. Esta participación activa de los medios de comunicación en la generación de estereotipos y el refuerzo de los mismo ha sido estudiada en múltiples ocasiones.
En la obra de Moral,F. e Igartua, J. (2005) se hace mención al trabajo de David G. Myers en Psicología Social (1995), donde se menciona la influencia de los medios de comunicación para fomentar una especie de correlación ilusoria, es decir, la percepción entre dos variables donde no existe ninguna. Myers, D.G. (1995) lo ejemplifica de la siguiente manera: “Cuando un homosexual asesina a alguien, a menudo se menciona la homosexualidad. Cuando un heterosexual asesina, la orientación sexual no se suele mencionar”.
ESTEREOTIPOS DE GÉNERO
Los estereotipos de género o ligados a los roles sexuales se definen como las creencias que un individuo o grupo tiene acerca de los atributos personales de hombres y mujeres.
El estudio “Estereotipos de género. Un análisis desde los 16 factores de la personalidad de Catell” que realizaron Gabriela Mollo Brisco, Soledad de la Vega, Daniela Blanco y Estefanía Solari en 2014, tuvo como primer objetivo identificar los estereotipos de género que dominan la sociedad Occidental. El estudio llega a la conclusión de que la diferencia de los atributos que se asocian a hombres y mujeres derivan de la educación que estos reciben para llegar a los objetivos que la sociedad les ha marcado como hombres o mujeres.
Como expone Mollo Brisco y sus compañeras (2014:2), las diferencias sexuales no deberían llevar a una desigualdad en las sociedades hiperindustriales, donde hay una igualdad de derechos. No obstante, lo que se conoce como brecha de género está presente en numerosos ámbitos de las sociedades occidentales, como es el caso del mercado laboral y el empoderamiento dentro de la esfera política (Mollo Brisco, G., et. al., 2014:5).
Los estereotipos asociados al género, difundidos y reforzados por los medios de comunicación, han permitido que la brecha de género se mantenga en sociedades que se definen como igualitarias. Estas desigualdades en torno a los roles de sexo fueron recogidas por el artículo anteriormente citado “Co-educar la mirada contra los estereotipos de género en TV” de Jorge Belmonte y Silvia Guillamón, en el que se estudiaba diferentes series de televisión españolas de reciente actualidad y se llegaba a la conclusión de que a las mujeres, sobre todo, se les asigna la función de amas de casa y el cuidado de niños y ancianos.
Hay que matizar que también se les asignaba la función de amas de casa, sin darle importancia a su trabajo profesional. Por otra parte, los hombres eran mostrados como agresivos y competitivos, además de darle una gran importancia a su profesión en la esfera pública. Eran la otra cara de la moneda de las mujeres, que eran mostradas como tiernas y cariñosas.
Jorge Belmonte y Silvia Guillamón (2008) hacen hincapié en el peligro que estas series tienen a la hora de participar en la creación de la identidad de los más pequeños, dado a estar recubiertas de humor y ser catalogadas como aptas para un público adolescente.
CREACIÓN DEL ESTEREOTIPO MASCULINO HEGEMÓNICO (MASCULINIDAD HEGEMÓNICA)
Numerosos estudios y trabajos han expuesto la existencia de la brecha de género y su relación con los estereotipos. La posición desigual en la que el hombre tiene una supuesta supremacía (masculinidad hegemónica) es estudiada en:
- El artículo realizado en 2002 por el psicoterapeuta Luis Bonino “Masculinidad Hegemónica e identidad masculina”
- El de Laura E. Asturias “Construcción de la masculinidad e identidades de género” (1997)
- Y “La construcción social de la masculinidad: poder, hegemonía y violencia” (2012), de Nicolás Schöngut-Grollmus.

Este último expone cómo los estereotipos de género que diferencia a hombres y a mujeres tienen su origen en un proceso histórico de asignaciones de características y construcciones sociales para cada género, que, por medio de mecanismos de poder implícitos, han provocado dos consecuencias:
- La primera es que estos estereotipos han provocado una serie de desigualdades entre los sexos.
- La segunda es que uno de los sexos ha quedado en una posición de jerarquía sobre el otro, que se encuentra en una posición secundaria y desvalorizada.
Bonino (2002), por su parte, expone el poder de la masculinidad hegemónica al establecer una configuración de la conciencia, cuerpo la posición en la sociedad de los hombres, además de anular cualquier otro tipo de masculinidades:
“El poder configurador de la MH se hace evidente en la vida de los hombres contemporáneos no tanto en su discurso, sino en sus prácticas; no tanto en sus comportamientos aislados sino en su posición existencial, modo de estar e incapacidad para el cambio en lo cotidiano; no tanto en sus momentos estables, sino en las situaciones críticas; en su identidad representacional (imagen de sí) pero especialmente en la funcional (lo que hacen).
Evidente también en su relación doméstica con las mujeres y en las señas de identidad de los movimientos de hombres mas convocantes. Y finalmente evidente en sus malestares expresados de modo homogéneo por muchos que, o bien no quieren identificarse con la masculinidad hegemónica o no pueden pero no la cuestionan”
(Bonino, Luis, 2002 ).
.La masculinidad hegemónica se convierte así en un estructurador de las identidades masculinas que atribuye al sexo masculino una serie de valores con los que hay que cumplir para ser el hombre ideal. Estos valores de la masculinidad hegemónica hacen, en las sociedades patriarcales, de guía para el desarrollo del niño hasta que es adulto.
Sin embargo, la supremacía masculina que tiene su origen en las sociedades preestatales,deja de tener sentido en una sociedad hiperindustrial, donde las mujeres se han establecido en la fuerza de trabajo y se ha subvertido el papel del hombre tradicional como persona que provee el sustento. No obstante, la masculinidad hegemónica sigue existiendo, así como las brechas de género.
¿Por qué parece haber evolucionado tan poco? Bonino expone que esta masculinidad hegemónica se adapta al contexto social con pequeños cambios, siempre que se respeten ciertas creencias como la de valerse por sí mismo, el ser valiente, el respeto a la jerarquía y la superioridad sobre las mujeres y los hombres menos masculinos.
Muchos de estos cambios se originan a partir de estos hombres menos masculinos, como el hecho de coger algunas de sus características y costumbres. Un ejemplo de esto es el uso de cremas corporales y la depilación del cuerpo. El término metrosexual, acuñado en 1994 por el periodista Mark Simpson, describe una tendencia de la cultura física y la vanidad en varones heterosexualesque se apropian aspectos estereotípicamente asociados a la cultura homosexual (Bonino, L, 2002)
.
Más difícil de entender es cómo se expanden estos estereotipos asociados a la masculinidad hegemónica en los más jóvenes, quienes han nacido en sociedades supuestamente igualitarias y lo han hecho después de la liberación de nuevas formas de sexualidad y el auge de los movimientos feministas. A esta pregunta respondió Laura E. Asturias durante una ponencia en el Foro Mujeres en Lucha por la Igualdad de Derechos y Justicia Social, en 1997, recogida en forma de artículo por Carlos Lomas en el libro Los chicos también lloran: Identidades masculinas, igualdad entre los sexos y coeducación (2004).

Asturias, L (1997) expone cómo se instala la masculinidad hegemónica en la identidad de los más jóvenes. A los niños se les enseña a ser hombres, impidiendoles mostrar sentimientos de ternura y dolor, a la vez que se les alienta para expresar la valentía y la agresividad.
La falta de hombres en el hogar, por motivos laborales u otros que impiden a los padres estar con sus hijos, también parece fomentar esta idea. La falta de los que Laura Asturias llama hombres sabios que enseñen a los niños acerca de sus propias debilidades y fortalezas, sumado a la falta de maestros en la escuela primaria, donde las mujeres constituyen un porcentaje mayoritario de docentes, hace que los niños no tengan ningún referente o modelo a seguir.
.
Asturias expone tres métodos de aprendizaje de la masculinidad:
-
- El primero es a través de los medios de comunicación
- La segunda forma que los niños tienen de aprender su masculinidad es a través de su compañía, en especial la de sus amigos.
Los niños comparten más tiempo con personas de su edad que con adultos y, lo más común, es que estos grupos estén dominados por el más agresivo del grupo.
- El tercer método, el que considera el más peligroso, es mediante la reacción ante lo femenino. Es decir, interpretar como masculino lo no femenino. Es la manera más peligrosa de aprender la masculinidad porque se forma en el niño una actitud antagónica hacia las mujeres, lo que posibilita que la masculinidad hegemónica continúe impidiendo un avance hacia la igualdad.Los jóvenes asumen el ser hombres mediante un guión determinado que les impone ciertas actitudes que dan forma a la masculinidad hegemónica. Unas actitudes que hacen de los masculino el centro de la sociedad, donde impera el falocentrismo y la obsesión por el placer rápido, como el orgasmo masculinoEs interesante cómo Laura Asturias relaciona la temeridad característica de la masculinidad hegemónica con la adopción de prácticas de riesgo, como es el sexo sin protección, que hacen del cuerpo de la mujer un campo de experimentación, donde el hombre hace lo que quiere.
ESTEREOTIPOS DE GÉNERO EN EL CINE
El cine recogió estos estereotipos y dio forma con ellos a los personajes de sus películas. La industria cinematográfica, gracias a su accesibilidad, se convirtió en el principal difusor y creador de estereotipos asociados al género. A continuación se expondrá cómo el cine está impregnado bajo una mirada masculina, con el uso de estereotipos que esto conlleva.
En el artículo “Masculino-Femenino en el cine ¿polos distantes?” (1998) para la revista de estudios de género La ventana, Anne Marie Meier muestra cómo el séptimo arte ha acostumbrado a un tipo de imágenes que surgen de las experiencias y fantasías masculinas.
Empieza nombrando la temprana película Asalto y robo de un tren (1903), dirigida por Edwin S. Porter. En ella, un vaquero levanta la pistola y dispara en dirección a los espectadores. Meier expone la idea de que el cine es una industria controlada por y para los hombres, donde las mujeres tienen cabida en funciones secundarias como script y montadora, por lo que el contenido que reciben los espectadores ha sido filtrado por una mirada masculina.

La industria cinematográfica dio, casi desde sus inicios, una imagen de la mujer que vino a representar los estereotipos y desigualdades propios de la sociedad de su momento. Con la llegada del sonoro al séptimo arte, y el control de la industria por magnates y banqueros, todos hombres, no es de extrañar que los productos audiovisuales recrearan la visión del mundo desde la mirada del hombre. Casi la totalidad de las películas de Hollywood iban a difundir esta visión polarizada de los dos sexos en el típico enfrentamiento de estereotipos, como el tradicional activo/pasivo, rebeldía/sumisión; sujeto/objeto, etc.

Uno de los aspectos más curiosos del artículo es la idea de Anne Meier sobre la transmisión de estereotipos a través de planos. El popular plano americano, indispensable en los westerns, tiene como una de sus funciones mostrar la pistola del personaje, además de hacerlo más alto. Mientras que a los hombres se les muestra de forma compacta y total, a las mujeres se les intenta resaltar un atributo en cada plano; por lo que es normal que se las grabase con primeros planos o planos detalle de la mirada o la nuca. Un cuerpo de mujer que se despieza en rasgos femeninos, que se vuelven fetiches a ojos de los hombres.
Marlene Dietrich impactó con sus medidas y ligas en El ángel azul (1930), Marilyn Monroe con su figura
sensual en Una eva para dos adanes (1959) y Ava Gardner con su mirada velada en La noche de la iguana (1964), mientras que Humphery Bogard, John Wayne o Gary Cooper impresionaban por su carácter e integridadMeier,Anne Marie Masculino-femenino en el cine ¿polos distantes?
Esta dicotomía entre sexos y sus estereotipos ha servido al cine para hacer taquilla de la forma más simple posible, que no es otra que la simplificación de los personajes a unos estereotipos planos, y que se repiten en todas las producciones. En la comedia, la explotación en las parejas de lo masculino/femenino se ha sido una apuesta segura hasta nuestros días. Sólo hay que pensar en títulos como La costilla de Adán de 1949, que describe a la perfección un subgénero en sí mismo, la guerra de sexos.

La teórica del cine Laura Mulvey, incorporó la idea freudiana del falocentrismo en el cine, con el artículo »Visual Pleasure and Narrative Cinema«, en 1975. En él expuso sus ideas sobre cómo el cine estaba estructurado, sin querer o no darse cuenta, a partir de las ideas de un patriarcado. Interpretó el placer de ver cine como placer masculino, lo que la llevó a defender una ruptura con los códigos tradicionales del cine para permitir un placer diferente.
“En un mundo gobernado por la desigualdad de género, el placer de mirar se ha dividido entre el activo/masculino y el pasivo/femenino. La determinante mirada masculina proyecta sus fantasías en la figura femenina, la cual se diseña en consecuencia. En su tradicional función exhibicionista, las mujeres son miradas y dispuestas, con su apariencia codificada para un fuerte impacto visual y erótico, de manera que inviten a ser miradas(…)Las mujeres mostradas como un espectáculo son el leitmotiv del espectáculo erótico: desde las pin-ups hasta los stripteases, son la imagen del deseo masculino. Las películas convencionales combinan a la perfección espectáculo y narrativa. La presencia de la mujer es un elemento indispensable del espectáculo de la película, no obstante, su presencia tiende a entorpecer el desarrollo de la historia, pues congela la acción en momentos de contemplación erótica”
Mulvey, 1975.
Los estereotipos de género venían a mantener el Statu Quo. Es decir, eran un pilar para sostener la estructura de la época. Y, al ver mucho cine clásico, uno se da cuenta de que lo que más le importa a Hollywood (además del dinero) es la familia. La estructura familiar tradicional.

¿Por qué terminaban tan mal las femmes fatales? Porque desafiaban a la estructura familiar. Es decir, incitaban a un hombre al adulterio, no eran fieles a sus maridos, y tampoco buenas madres.
¿Por qué se suicidaban los personajes homosexuales en las películas de los 60? Por la misma razón.
EJEMPLOS ROLES SEXUALES Y ESTEREOTIPOS DE GÉNERO
En los 40 y 50 la pantalla se llenó con la figura de unas mujeres que eran capaces de manejar a los hombres a su antojo. Me refiero a las femmes fatales del cine negro.
El noir introduce la ambivalencia de establecer el mal en el personaje femenino y, al mismo tiempo, desafiar el protagonismo del hombre en la historia de la película. Esto da un vuelco a los estereotipos de los roles sexuales vistos con anterioridad. Ambivalencia que se muestra incompatible con su capacidad para ser esposas y madres, lo que se puede ejemplificar con películas como Perdición (1944) y Deseos humanos (1944), donde ambas mujeres seducen a un hombre para que acabe con la vida de sus respectivos maridos.
Las dos mujeres mueren. No hay redención para ellas. Todo lo que ataque al modelo de familia tradicional era castigado, no sólo las mujeres y hombres adúlteros, sino también los homosexuales.

Más adelante, en los 60, la pareja de actores Doris Day y Rock Hudson rodaron tres comedias de gran éxito: Confidencias de medianoche (1959), Pijama para dos (1961) y No me mandes flores (1964). Las tres son sorprendentemente modernas para la época, divertidas y machistas. Muy machistas.
En las dos primeras se produce un enfrentamiento de géneros. En el que Doris Day es inteligente, fiel y justa, mientras que Hudson es más inteligente, pícaro y exitoso. A pesar de esto, terminan con el matrimonio de los dos protagonistas.

En la tercera, la pareja ya está casada, pero tras una crisis el matrimonio se refuerza. Y sabemos que va a ser un matrimonio feliz hasta el resto de sus días.
ROMPER LOS ESTEREOTIPOS DE GÉNERO: LA MUJER EN EL CINE DE HAYAO MIYAZAKI
En los 80 un director japonés, que después se convertiría en un gigante de la animación, comenzaba a realizar sus propias películas. Hayao Miyazaki fue el principal creador de Nausicaa en el Valle del Viento (1984), donde presentaba a una heroína guerrera y valiente-Y lo volvería a repetir.
La princesa Mononoke, El viaje de Chihiro, Nicky la aprendiz de bruja, El castillo ambulante… Todas ellas creaciones suyas donde aporta una nueva visión de las mujeres en un espacio de tanto calado como es el cine infantil, juvenil y el anime en general.

En el TFG de María Morillo (CAV en la Universidad de Sevilla), El rol femenino en las películas de Hayao Miazaki, expone como los personajes femeninos de sus películas comparten las siguientes características:
- Son mujeres que han adquirido una gran responsabilidad.
- Además de héroes también ocupan papeles de antagonistas y personajes secundarios.
- La figura del sabio encarnada en la mujer.
Es con la llegada Hayao Miyazaki cuando el universo del anime experimenta un cambio de
visión de la mujer y una evolución femenina, marcando un antes y un después en este ámbito
audiovisual, el cual servirá de ejemplo a seguir para los jóvenes directores venideros. Así, es como el
feminismo se introduce en entornos que aún desconocen este concepto.Morillo, María (2018). El rol femenino en las películas de Hayao Miyazaki. TFG. Universidad de Sevilla
EL ROL DE LA IDENTIDAD HOMOSEXUAL EN EL CINE
Al margen de esta mirada masculina hegemónica se han desarrollado espacios para otro tipo de identidades que permiten comprender, al mismo tiempo que poner en duda, las características de la masculinidad hegemónica y que sirven de contraste a nuestra tesis.
Me refiero, sobre todo, a la identidad homosexual, que no pudo expresarse de forma libre durante gran parte de la historia del cine estadounidense y que empezaría a encontrar espacios de libertad a partir de la liberación general de hacia las normas de conducta sexual, sobre todo desde la década de los 70.
Una muestra de ello la da el documental de 1995, El celuloide oculto, de los directores Robert Epstein y Jeffrey Friedman. Este muestra cómo se exhibió la identidad homosexual durante la historia del cine de Hollywood.Comienza desde los primeros años de la industria, donde se mostraba la figura del homosexual como alguien poco masculino, afeminado y alejado de los valores ideales de la masculinidad hegemónica.
Es el caso de los dos camareros de Call her savage, película de 1932 en la que éstos dos personajes están vestidos de mujeres y actúan de forma femenina. Algo que se distanciaba de los personajes más masculinos de la época, los gangster de Scarface (1932).
Con el paso del tiempo, el estereotipo del homosexual pasó del simpático e inocente “mariquita”, al villano. Esto se puede comprobar en una película que muchos autores consideran el inicio del cine negro, El halcón maltés, rodada en 1941 por John Huston. Ésta muestra al malvado personaje de Peter Lorre como alguien refinado y que usa perfume de gardenia. Años más tarde, al el estereotipo se quita la maldad, pero se queda con el peso del pecado, como un ser atormentado por el pecado de ser quien es y debe ser castigado por ello.
Ser homosexual estaba mal, pero parecerlo también, por lo que algunas películas mostraban a personajes homosexuales que intentan parecer heterosexuales; parecer hombres. Es el caso de las clases de masculinidad de Té y simpatía, la cinta que dirigió Vincente Minnelli en 1956, y cuya lección de masculinidad recogió In & Out en 1997, cuando el personaje de Kevin Kline intenta aprender a ser un hombre mediante las enseñanzas de una cinta de audio. En ésta se expone cómo los verdaderos hombres tienen confianza y están al mando de su vida; palabras textuales: “los machos trabajan, beben; tienen la espalda hecha polvo, pero no bailan”.

CONCLUSIONES
Tuvieron que pasar varias décadas hasta que las figuras de los hombres heterosexuales, los homosexuales y las mujeres se vieran representadas de una manera más profunda y real, sin caer en el estereotipo plano y tradicional. Como expone Meier (1998) ahora podemos ver héroes como el personaje de Bruce Willis, considerado ejemplo de virilidad, teniendo que correr hasta casa para alimentar a su mascota y telefonear a su madre en El quinto elemento (1997).
No obstante, aún en muchas series y películas los estereotipos de género siguen impidiendo un avance a una sociedad más justa e igualitaria. Es por ello que, como espectadores, debemos analizar toda la información que recibimos en la pantalla.
Ángel Cuesta Bascón
Marzo 2019
BIBLIOGRAFÍA
La mayor parte de la información ha sido sacada de mi TFG La masculinidad en el cine negro americano (UGR). He modificado la citación para una mejor compresión del texto el acceso a más público. Las referencias para la creación del artículo son las siguientes:
- Asturias, L. (1997) “Construcciçon de la masculinidad y relaciones de género”, en Lomas, C. (2004) Los chicos también lloran, Barcelona, Editorial Paidos, 2004.
- Belmonte, J. y Guillamón, S. (2008) “Co-educar la mirada contra los estereotipos de género en TV”, Comunicar, nº 16, 2008, pp. 115-120, [en línea], Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15803115, [Fecha de consulta: 23 de abril de 2018].
- Bonino, L. (2002) “Masculinidad hegemónica e identidad masculina”. Dossiers Feministes 6: Mites, de/construccions i mascarades, N° 6, 7-35, [en línea],Disponible en: https://www.raco.cat/index.php/DossiersFeministes/article/viewFile/102434/15362
- Cano Gómez, M.R. y Pérez Galán, A.M. (2010) Construcción identitaria a partir de las imágenes: estereotipos que
se consumen en la pantalla. ARTE Y MOVIMIENTO. Nº 3. Diciembre, 2010. Universidad de Jaén. Pp. (23-31) - Meier, A. (1998) “Masculino- Femenino en el cine ¿polos distantes?”. La ventana, vol 1, nº 7 1998, 321-329, [en línea], [Fecha de consulta: 3 de mayo de 2018], Disponible en http://148.202.18.157/sitios/publicacionesite/pperiod/laventan/Ventana7/7-annem arie.pdf.
- Mollo Brisco, G.; De la Vega, S.; Blanco, D.; Solari, E. (2014). Estereotipos de género: Un análisis desde los 16 factores de la personalidad de Catell. VIII Jornadas de Sociología de la UNLP, 3 al 5 de diciembre de 2014, Ensenada, Argentina. En Memoria Académica. Disponible en:
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.4761/ev.4761.pdf - Moral, F. e Igartua, J (2005) Psicología social de la comunicación, Archidona (Málaga), Ediciones Aljibe, 2005.
- Mulvey, L. (1975) “Visual pleasure and Narrative cinema”. Screen, Vo1 6, nº3, 1975, 6–18, [en línea], Disponible en http://theslideprojector.com/pdffiles/art6/visualpleasureandnarrativecinema.pdf[ Fecha de consulta: 3 de mayo de 2018].
- Schongut Grollmus, N, (2012) “La construcción social de la masculinidad: poder, hegemonía y violencia”. Psicología, Conocimiento y Sociedad [en linea] 2012, 2 (Noviembre-Sin mes) : [Fecha de consulta: 29 de abril de 2018] Disponible en:<http://4www.redalyc.org/articulo.oa?id=475847408003.
Me ha parecido muy interesante y un trabajo de investigación muy exhaustivo. Creo que , a partir de ahora, voy a tener una mirada más analítica y crítica a la hora de ver cine.
Dado que una de las formas más potente de transmisión de valores es a través de las pantallas,considero que todos deberíamos de ser más conscientes de las aportaciones de este artículo.
Muchas gracias por dedicarle tiempo y valorarlo, Elvira.
Muy cierto todo lo que se explica. Es un tema, que poco se analiza. Tenía claro los roles femeninos típicos y masculinos típicos en las películas. Me ha sorprendido el tema de la homosexualidad; ha costado mucho avanzar. Pero todavía queda mucha «educación» para conseguir una igualdad real.
Saludos.
Muchas gracias Pepa por tu comentario. Como dices, estudiar las representaciones de un género y sus roles nos indican cómo es una sociedad. Si te interesa el tema de la homosexualidad en el cine tengo una entrada antigua sobre el tema. Te dejo el enlace https://peliculasparaenseñar.com/2017/05/celuloide-oculto-la-homosexualidad-hollywood/
Este artículo me parece muy bueno pero hay algo que no me cuadra. Hablas de los estereotipos hombre-mujer y por lo que he entendido no estás a favor de ellos ya que crean un imaginario que no es real, con la masculinidad hegemónica o la imposibilidad de la mujer de ponerse a la misma altura que el hombre en comportamiento o ser «machorra» por ejemplo. Pero entonces hablas del colectivo homosexual y me da la sensación de que los estás estereotipando. Justamente estoy mirando mucho cine homosexual, más gay que lésbico, y una de las cosas que más me atraen de él es ver una masculinidad que no es la hegemónica, pero no creo que sea por el hecho de ser homosexuales, creo que es porque no tienen miedo de no ser «super machos». No todos los hombres gays tengan el mismo estereotipo de género, hay algunos que tienen un comportamiento que solemos relacionar con ser homosexual pero muchos otros son personas normales y corrientes.
Lo que me vengo a referir con esto es que cualquier estereotipo me parece negativo porque a parte de lo biológico no hay nada que nos separa entre nosotros, todo lo demás es una construcción social que hemos hecho nosotros. Si empezaramos a tratarnos de forma más igualitaria a nivel social todo esto cambiaría, sin importar sexo, género o sexualidad.
El tema de los estereotipos es controvertido. Es verdad que han ayudado a crear una realidad que no es beneficiosa en los tiempos que vivimos, que no es justa para nadie; pero funcionaron bien durante un tiempo y ayudan a crear y seguir una historia. En lo que respecta a la masculinidad me limito a describir la evolución del estereotipo visto desde la perspectiva de hollywood. Hoy en día, y gracias a internet, podemos acceder a otras filmografías que permiten estudiar los estereotipos de género en otras culturas. Por ejemplo Happy Together de 1997 y Call me by your name.
Por lo que veo expones películas y las analizas poniendo sobre la mesa lo que está hecho, y aunque lo haces de manera objetiva todas las personas acabamos poniendo un poco de nuestra opinión. Me gusta mucho como lo has explicado pero simplemente pienso que igual que queremos quitar los estereotipos de género hombre-mujer también lo deberíamos hacer entre las sexualidades (básicamente porque no es real), por lo que me parece que esto es algo que podrías haber planteado un poco mejor o haber explicado más. Es una pequeña crítica constructiva pero ya te digo que me gustan mucho tus posts.