Magnicidios españoles en el cine

MAGNICIDIOS ESPAÑOLES

 

magnicidio español

 

 

Al poco que uno estudie la historia de la humanidad, o la de su país, comprenderá que esta está plagada de guerras y asesinatos por conseguir poder. Los libros de historia están plagados de guerras, de crímenes y de muertes provocadas por estas o por enfermedades infecciosas. Un tipo de muerte, en concreto de asesinato, ha marcado el curso de la historia como pocas otras, el magnicidio. Es decir, el asesinato de una persona de alto cargo y poder.

 

 

La historia de la España moderna no iba a ser diferente. Si bien, nunca se ha ejecutado al jefe del estado (a pesar de numerosos intentos), jefes de ministros (mal llamados presidentes del gobierno), han sido víctima de este tipo de asesinatos. El magnicidio ha sido común en la historia reciente española, siendo uno de los países del primer mundo donde más presidentes del ejecutivo han sido asesinados, cinco, cuatro de ellos en la Villa de Madrid.

 

 

El término magnicidio no tiene por qué reservarse únicamente al asesinato de presidentes. De hecho, el asesinato de líderes de movimientos sociales como Martin Luther King y Malcom X también se consideran magnicidios. No obstante, debido a que los magnicidios más conocidos son de políticos, el término queda reducidos a estos, como el del archiduque Fernando de Austria, Julio César, Abraham Lincoln y John Fitzgerald Kennedy.

 

 

En esta entrada nos centraremos en los cinco magnicidios acontecidos en el estado español, tal y como lo conocemos hoy día. Si tuviésemos que hacer una recopilación de todos los magnicidios que se han cometido en territorio español no tendríamos tiempo para ello. Lo haremos de manera cronológica, de Prim hasta Carrero Blanco, y estudiaremos las representaciones de estos sucesos en la gran pantalla o la televisión.

 

 

JUAN PRIM y PRATS (1814-1870). EL MAGNICIDIO SIN RESOLVER

 

 

El popular general Prim nació en Reus, una localidad de la provincia de Tarragona el mismo año que terminó la Guerra de Independencia Española (1808-1814). Muy joven entró en el ejército y tuvo su primer contacto con la guerra en la Primera Guerra Carlista (1833-1839), en la que luchó en el bando liberal de Isabel II. No obstante, la fama que consiguió en su tiempo se debe a su éxito en la guerra de Marruecos (1859-1861). Desde entonces se le conoció como el héroe de Castillejos.

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Juan Prim.

 

 

Ya en el bando progresista, fue uno de los líderes de La Gloriosa (1868), un movimiento revolucionario que sacaría del país a la dinastía de los Borbones y daría comienzo lo que se conoce como Sexenio Democrático. Durante el gobierno provisional que siguió a La Gloriosa, fue el ministro de la guerra (lo que ahora viene a ser el ministro de defensa). Un gobierno provisional de marcado carácter progresista, donde se tomaron medidas como el Decreto de libertad de imprenta, el de libertad de enseñanza, la emancipación de los hijos de los esclavos (la mayoría se encontraban en Cuba) nacidos después de la revolución, y la supresión del impuesto de consumos.

 

 

Tras La Gloriosa se creó una nueva constitución (1869) que establecía una monarquía parlamentaria. Mientras se elegía al nuevo rey, el general Serrano ocupó la regencia, y Prim fue nombrado presidente del consejo de ministros (lo que ahora se conoce como presidente del gobierno).

 

 

Durante la regencia de Serrano, Prim fue el principal impulsor de la candidatura de Amadeo de Saboya, hijo del futuro unificador de Italia Víctor Manuel II. La candidatura de Prim fue la elegida, pero eso le granjeó muchos enemigos.

 

 

El 27 de diciembre de 1869, noche fría y nevada en la capital del país, Prim salía del congreso a eso de las 19:30. Se subió a una berlina junto a su secretario privado y el coronel Moya. Su destino era su hogar, el palacio de Buenavista, a poco menos de un kilómetro de las cortes. Al día siguiente debería partir hacia Cartagena para recibir al nuevo rey, Amadeo de Saboya. Sin embargo, a la altura de la calle del Turco (ahora Marqués de Cubas), dos carruajes les impiden el paso. Dos hombres les salen al paso y disparan, tanto por la ventanilla izquierda como por la derecha, un total de cinco veces hacia Prim.

 

 

Una vez que los asesinos huyeron, el coche de Prim llegó con el jefe del consejo de ministros malherido a su casa. Los esfuerzos de los médicos son en vano, las heridas del general se han infectado. El 30 de diciembre de1869 fallece, el mismo día que el nuevo monarca desembarcó en Cartagena, quien tuvo que enterrar a su principal apoyo a su llegada a la capital.

 

El recién llegado Amadeo de Saboya frente al cuerpo sin vida de Prim. Cuadro de Antonio Gisbert Pérez.

 

 

El asesinato de Prim continúa siendo un misterio. No sabemos con certeza el nombre de sus asesinos. Sin embargo, algunas investigaciones inculpan al general Serrano y al duque de Montpensier, Antonio de Orleans, como posibles autores intelectuales del crimen. Este último era uno de los candidatos al trono de la corona española, que sacó 27 votos a favor frente a los 191 de Amadeo de Saboya.

 

 

El magnicidio de Prim hizo correr ríos de tinta en los diarios del país. La figura del general ha gozado de especial interés en el campo literario. De hecho, Galdós le dedicó tres de sus Episodios nacionales, y otros autores como José Calvo Poyato y su novela Sangre en la calle del Turco se han interesado por el asesinato del héroe de Castillejos. Pero, a pesar de este interés literario, encontramos pocas producciones audiovisuales de ficción sobre Prim.

 

 

En 1931, el año en que dio comienzo la II República, a la que dediqué una entrada, se estrenó una película muda sobre la vida del general que incluía su magnicidio. Una película que se encuentra íntegra en YouTube.

 

 

Ya en 2014, varias cadenas públicas produjeron Prim, el asesinato en la calle del Turco, un telefilm sobre las circunstancias que rodearon el atentado, y que se encuentra de forma íntegra y gratuita en la web de Radio Televisión Española.

 

 

 

 

 

ANTONIO CÁNOVAS DEL CASTILLO (1828-1897). MAGNICIDIO EN EL BALNEARIO

 

 

El malagueño Cánovas del Castillo es una de las figuras más importantes de la historia de la política española, a años luz de los políticos actuales. Fue la principal figura de la Restauración, que puso fin al Sexenio Democrático, y devolvió el trono a la dinastía borbónica con la figura de Alfonso XII.

 

 

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Cánovas del Castillo.

En 1875 creó el Partido Conservador que con el tiempo acabaría por aglutinar a todas las fuerzas conservadoras a excepción de los carlistas. La intención de Cánovas era crear un sistema que propiciase la estabilidad política. Un sistema bipartidista en el que el partido Conservador y el Liberal se turnasen de forma pacífica en el poder. Un turnismo que se valía del fraude electoral, mediante métodos como el caciquismo y el pucherazo, para llevarse a cabo.

 

 

Durante sus siete mandatos, Cánovas consolidó el sistema de la Restauración mediante un fuerte carácter autoritario de su política y una fuerte defensa del centralismo. Es más, durante sus primeros años al frente de la política del país se redujeron las libertades del mismo, que no se recuperarían hasta la llegada del Partido Liberal de Sagasta en la década de 1880.  Aquí una muestra de su opinión sobre el sufragio universal:

 

 

«El sufragio universal, que es en sí mismo una malísima institución política, una institución incompatible con todo ordenado régimen político, y más si ese régimen es el monárquico, el sufragio universal, aun cuando sea verdad, es incompatible a la larga con la propiedad individual, con la desigualdad de las fortunas y con todo lo que no sea un socialismo desatentado y anárquico. El sufragio universal no puede ser más que un instrumento de socialismo o una farsa vil…

¿Quién piensa…que las opiniones de las muchedumbres, de los pobres, de los que nada tienen, estarán representadas en las urnas electorales?…

El sufragio universal es un instrumento de intimidación en las grandes poblaciones, agitado por la demagogia contra los intereses del orden; y es, en las pequeñas poblaciones agrícolas, un instrumento vil de cartas en blanco en manos de los gobernadores de las provincias… Hay muchos que al pretender establecer el sufragio universal quieren que se derive de él la soberanía; hay muchos que le buscan como pretexto para disputar a la Corona los fundamentos sustanciales de sus derechos; hay muchos que aspiran a que por él se pueda contrarrestar la eficacia del principio monárquico dentro de las ideas conservadoras.»

Cánovas del Castillo, Antonio. Discurso pronunciado en Sevilla el 8 de noviembre de 1888. Disponible en «Cánovas contra el sufragio universal» de Eduardo Montagut en elobrero.com

 

 

 

Si bien su mentalidad nos pude parecer demasiado conservadora, no hay que olvidar que España venía de un periodo convulso, y que había que poner fin a conflictos como el conflicto carlista y la guerra en Cuba. Lo principal para Cánovas era la estabilidad política que permitiese un mayor desarrollo del país.

 

 

Esta política le hizo ganarse una gran cantidad de enemigos. Además de republicanos, carlistas, independentistas cubanos, nacionalistas vascos y catalanes, habría que añadir a la lista a los anarquistas. Estos últimos eran parte del movimiento obrero que se oponía al gobierno de turno mediante el terrorismo y la acción directa. Introducido en España en el Sexenio Democrático por Giuseppe Fanelli, el anarquismo, ideología obrera, captó miles de miembros a finales del siglo XIX y principios del XX, y llenaron de magnicidios la historia de España y Europa.

 

 

En verano de 1897, Cánovas del Castillo disfrutaba de unos días de descanso en el balneario de Santa Águeda, en el municipio de Mondragón (Arrasate) en Guipúzcoa. El 8 de agosto, al mediodía, el jefe de ministros se sentó en un banco de la galería que lleva hacia el comedor del balneario para leer un periódico. En ese momento, un hombre se acercó hasta Cánovas y le asestó tres tiros que resultaron mortales.

 

Asesinato de Cánovas por Michele Angiolillo.

 

 

El ejecutor se llamaba Michele Angiolillo Lombardi («Rinaldini»), un anarquista que decía vengar a sus compañeros ejecutados como castigo por perpetrar el atentado de la procesión del Corpus en Barcelona un año antes.

 

 

Al oír las detonaciones, la esposa bajó rápidamente las escaleras y se encontró a su marido tirado en el suelo, boca abajo, en medio de un gran charco de sangre. Joaquina de Osma se volvió al italiano y le increpó: “¡Canalla! ¡Asesino!”. Por toda respuesta, Rinaldini, dijo impávido: “He venido a vengar a mis hermanos de Montjuïc”. Hacía alusión a los fusilados en Barcelona acusados de perpetrar atentados, en la espiral de acción y represión que, desde inicios de la década, protagonizaban en la ciudad condal los partidarios del anarquismo y las fuerzas del orden.

Martin, Javier (2020). «Cánovas del Castillo, asesinato en el balneario». lavanguardia.com

 

 

El crimen suscitó dudas que, a día de hoy no han sido resueltas. Parece ser que Angiolillo llegó al continente europeo vía Londres, y que en París se reunió con líderes independentistas puertoriqueños y cubanos que le proporcionaron dinero y una identidad falsa para llegar hasta España y poner fin a la vida de Cánovas y de la familiar real.

 

 

Respecto a las recreaciones del magnicidio en el cine o la televisión no hay mucho material, por no decir que no hay. No obstante, en este artículo de El Diario Vasco se informa de un cortometraje dirigido por Josu Arteaga, titulado Ogibidea, que resume el atentado con imágenes e ilustraciones. Se encuentra en YouTube. También he encontrado en la web una recreación amateur de un canal de YouTube llamado Anacronimos recreacion historica.

 

 

 

 

 

JOSÉ CANALEJAS MÉNDEZ (1854-1912)

 

 

El asesinato de José Canalejas es otra muestra más del terrorismo anarquista de la época, un terrorismo que tan solo dos años después acabaría con la vida del archiduque Fernando de Austria y su esposa en Bosnia, y que supondría uno de los motivos para el inicio de la Primera Guerra Mundial.

 

 

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José Canalejas Méndez.

Canalejas fue otro peso pesado de la política española. Natural de Ferrol, simpatizó en su juventud con el Partido Progresista Demócrata, de ideas republicanas. Al comienzo de la Restauración, se unió al partido Liberal que se turnaba junto al Conservador de Cánovas al frente del ejecutivo. No se le puede acusar de ser pasivo o vago, licenciado en derecho y filosofía, fundó su propio partido en 1902. Este partido se llamó Liberal-Demócrata, e introdujo en el país una versión renovada del liberalismo democrático propio de principios de siglo. Canalejas afirmaba que el Estado debía intervenir en materia económica y social, y que el sistema parlamentario debía de ser más democrático.

 

 

En 1910, Alfonso XIII le encargó formar gobierno. Desde la jefatura de ministros inició el intento más importante de regeneración del sistema parlamentario, para lograr una mayor democratización del mismo y ampliar las bases sociales del régimen.

 

 

» (…)Más fructífera fue su política de reformas sociales. Se regularon las relaciones laborales y se mejoraron las condiciones de vida y de trabajo de las clases trabajadores con amplias medidas de protección social: reducción de la jornada laboral, le de accidentes de trabajo, seguridad social obligatoria, regulación del derecho de huelga y contratos colectivos de trabajo. También se sustituyó el odiado impuesto de consumos por otro progresivo sobre las rentas urbanas. Con la ley de reclutamiento se estableció el servicio militar obligatorio sin distinciones en caso de guerra, si bien en tiempo de paz se admitía que los soldados que pagasen una cantidad de dinero hiciesen un servicio reducido de cinco meses».

Grence, Teresa (directoria de proyecto). Diversos autores. «Historia de España 2 Bachillerato». Santillana.

 

 

Pero las reformas progresistas no fueron los motivos por los que se ganó a sus peores enemigos: republicanos y huelguistas. A estos dos grupos los reprimió sin escatimar dureza. Intentaba así controlar a los sectores más radicales de la sociedad para mantener el sistema canovistas y transformarlo en un régimen más democrático.

 

 

Como hemos visto en el asesinato de Prim, la seguridad privada de los mandatarios dejaba mucho que desear, más si la comparamos con la época actual. Ni siquiera tenían un coche oficial, y no vivían en una residencia especial, como ahora es la Moncloa. No era raro ver al jefe de ministros andando hacia su trabajo. De hecho, Canalejas lo hacía a menudo. También el 12 de noviembre de 1912, su último día de vida.

 

 

Ese día tendría lugar por la tarde un consejo de ministros en lo que entonces se llamaba ministerio de la Gobernación, que se encontraba en la Casa de Correos de la céntrica Puerta del Sol madrileña. Se dirigió a pie hacia ella tras almorzar en su vivienda y, al tener algo de tiempo, se detuvo en el escaparate de la  ya extinta librería San Martín en la misma Puerta del Sol, esquina a la calle de Carretas. En ese momento, un hombre se acercó por su espalda y disparó dos veces en su nuca. Canalejas murió en el acto.

 

 

El lugar del crimen y la hora en que se cometió supusieron un riesgo muy alto para el asesino. La descripción del mismo corrió por toda la Puerta del Sol; un agente lo reconoció y lo redujo por la fuerza. El criminal se suicidó con el arman del magnicidio en ese momento.

 

 

 

Identificar al criminal fue fácil. Se trataba de Manuel Pardiñas Serrano, un anarquista oscense (de Huesca) de veintiséis años . Lo que no fue tan fácil de conocer, y a día de hoy sigue como misterio, son los motivos del crimen. Puede tratarse del mismo móvil que en el asesinato de Cánovas, la venganza, o simplemente por compromiso con el anarquismo, no lo sabemos. Lo que sí que conocemos fue la afición madrileña por revivir su historia en la pantalla.

 

 

Pocos días después del magnicidio, se reconstruyó el asesinato a modo de documental en Asesinato y entierro de Don José Canalejas, en la que se mezclaba el documental ficcionado con escenas reales del entierro. Una especie de protonoticiario que supuso el inicio de la historia del documental español. Como curiosidad final, el actor que interpreta al Pardiñas es José Isbert, uno de los actores más populares de la filmografía española, que tuvo en esta recreación su primer papel.

 

 

 

 

 

EDUARDO DATO e IRADIER (1856-1921)

 

 

Al igual que Canalejas, Eduardo Dato era gallego y de la misma generación. Además, también poseía un espíritu reformista, pero desde una vertiente más conservadora. Como miembro del Partido Conservador realizó las labores de ministro de Gracia y Justicia, y, en 1913, llegó por vez primera a ser la máxima autoridad en el Consejo de Ministros, puesto que repitió un par de ocasiones más.

 

 

magnicidio español cineA Dato, entre otros, le debemos la neutralidad española en la Primera Guerra Mundial. El monarca Alfonso XIII, bisabuelo del actual jefe de estado, Felipe VI, abogaba por entrar en el conflicto al lado de los aliados. Los primeros años del conflicto mundial fueron excelentes para la economía nacional. El país suministró bienes a los bandos enfrentados, por lo que las ventas de las empresas estaban aseguradas. De hecho, el país pudo pagar su deuda exterior por completo. Pero esta situación no iba a durar mucho.

 

 

«(…) En 1917, con la guerra dando ya sus últimas boqueadas, Dato recibió de nuevo el encargo de formar gobierno. La situación, todavía buena, se estropeaba por semanas. En el verano de ese año estallaron huelgas por toda España. Conforme la guerra terminaba- Rusia se retiró en noviembre de 17- y disminuían los esfuerzos bélicos de los combatientes, los desequilibrios de la economía española afloraron con fuerza. En los años buenos, el tejido económico nacional se había centrado en una exportación masiva de materias primas y productos manufacturados. Pero ésta fue deteniéndose paulatinamente conforme iban cesando las hostilidades en Europa. Esa furia exportadora había generado un efecto secundario no previsto: la escasez de ciertos bienes en el interior de país, lo que motivó el alza de precios».

Díaz Villanueva, Fernando (2014). Sic Semper Tyrannis. Autoeditado.

 

 

Conforme emperoraba la situación económica, aumentaban las reivindicaciones sociales. En 1917 los sindicatos UGT y CNT convocaron una huelga general en el mes de agosto que tuvo un notable seguimiento en las zonas industriales, mineras y grandes metrópolis. La represión de la misma fue brutal, 71 muertos y 2000 detenidos. Se llegó, incluso, a declarar el estado de guerra en Madrid, Bilbao y Barcelona, y se envió un regimiento de artillería para apagar las protestas en Sabadell.

 

 

Sin duda, el año 1917 fue desastroso para España, sobre todo el verano. A la crisis social de la huelga de agosto le habían precedido una crisis política en julio en la que políticos catalanes exigieron la convocatoria de elecciones a cortes constituyentes, y una crisis militar en junio. Esta última se debía al malestar de los militares ante las pretensiones del gobierno de reducir el número de oficiales. Había tantos, regresados de Cuba, Puerto Rico y Filipinas 20 años antes que sus sueldos absorbían una considerable parte del presupuesto del ejército. Además, buena parte de los efectivos peninsulares exigieron cambios en el sistema de ascensos que favorecía a los militares en África, quienes ascendían a altos puestos de oficiales con corta edad. El descontento de los militares peninsulares más jóvenes les llevó a formar Juntas de Defensa, especies de sindicatos con los que exigieron objetivos económicos, sociales y autonomía corporativa frente al favoritismo de los políticos de turno. En junio de ese año dieron un ultimátum al gobierno que, temeroso de un golpe de estado, cedió a sus peticiones.

 

 

Dato salió del gobierno en noviembre de ese mismo año. No obstante, volvería en mayo de 1920, tras siete gobiernos en tres años de otros políticos. Si Dato ya se tenía numerosos enemigos en el movimiento obrero, estos no tardarían en radicalizarse más. Debido a los conflictos sociales derivados de la Huelga de la Canadiense, y al pistolerismo desencadenado tras la misma en la Ciudad Condal, aplicó la ley de fugas.

 

Huelga de La Canadiense (1919).

 

 

La ley de fugas eliminaba el Estado de Derecho, ya que los policías podían ejecutar de forma extrajudicial a cualquier sospechoso que intentase huir.. Por lo que la autoridad tenía carta blanca para ejecutar siempre que supiera fingir una huida del detenido.

 

 

Dato estaba en el punto de mira de los anarquistas. El 8 de marzo de 1921, Eduardo Dato acudió a una sesión del senado. A la salida, su chófer le esperaba para llevarle hasta su domicilio en el barrio de Salamanca, a diez minutos de la Cámara Alta. A la altura de la Puerta de Alcalá, una moto con sidecar en la que iban tres personas dispararon al coche de Dato más de veinte veces al grito de «¡Viva la anarquía!» y, tras esto, se perdieron a toda velocidad por Madrid.

 

 

El jefe de ministros murió al instante. El día diez de marzo tuvo lugar el funeral de Estado, y aún no se sabía nada de los asesinos.

 

 

«(…) Entonces sucedió algo inesperado. Un suboficial de la Guardia Civil escuchó que un carretero había comentado en un bar que el día del asesinato de Dato tres individuos en una moto circulando a mucha velocidad casi le atropellan. Ya solo quedaba tirar del hilo. La pista del carretero les llevó hasta la calle Arturo Soria, entonces a las afueras de Madrid. Allí, en el número 77 descubrió un caserón sobre el que depositó sus sospechas. Auxiliado únicamente por su instinto policial saltó la verda de la casa y se coló en la cochera, donde se encontró de bruces con la Indian. Coincidía con la descripción de los testigos. Tenía un sidecar y dentro de este se encontraban las armas utilizadas en el atentado, incluyendo los cargadores vacíos».

Díaz Villanueva, Fernando (2014). Sic Semper Tyrannis. Autoeditado.

 

 

Recreación del magnicidio de Eduardo dato en la prensa del momento.

 

La investigación prosiguió y condujo hasta los verdaderos asesinos. Eran tres anarquistas, dos catalanes y uno balear. Sus nombres eran Pedro Mateu, Luis Nicolau y Ramón Casanellas. Sólo Mateu moriría a una avanzada edad.

 

 

El magnicidio y la posterior investigación es digno de una película. Sin embargo, no he encontrado ninguna, ni serie de televisión. Es un periodo de España eclipsado por la posterior II República y la Guerra Civil. Hasta el propio Eduardo Dato es desconocido para gran parte de la población. Su asesinato tuvo lugar el 8 de marzo, un día en que los medios de comunicación están ocupados por el Día Internacional de la Mujer. Os dejo un vídeo realizado por el canal de YouTube La Piel de Toro Historia de España sobre el magnicidio.

 

 

 

 

 

LUIS CARRERO BLANCO (1904-1973)

 

 

Posiblemente, el de Carrero Blanco sea el magnicidio más importante de la historia moderna de España. No sólo por ser reciente, sino por la forma en la que se cometió, por ser la mano derecha de Franco, y por haber sido asesinado por la banda terrorista ETA, de la que ya escribí una entrada.

 

 

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Luis Carrero Blanco

Nacido en Santoña (Cantabria), Carrero Blanco se inició en el ejército a una corta edad. A diferencia de las conocidas figuras sublevadas durante la guerra civil, Carrero no pertenecía al ejército de tierra, sino que desarrolló su carrera militar en la Armada. Después del conflicto civil, inició una carrera política en la que tardó poco en convertirse en un hombre de confianza para Franco.

 

 

En junio de 1973, en plena agonía del franquismo, Franco separó la jefatura de gobierno la jefatura de gobierno de la del Estado. De esta última se mantendría él al frente hasta su muerte, momento en que le sucedería Juan Carlos de Borbón y Borbón (sus padres no eran hermanos), y a la primera puso al frente a Carrero Blanco en ese mismo momento.

 

 

El almirante no iba a llegar con vida al año siguiente. A las 9:28 a.m. del 20 de diciembre del 73 , una explosión en la calle Claudio Coello, en el distrito de Salamanca, en Madrid, acabó con su vida, además de la de su escolta y el chófer del coche en el que viajaban. La explosión fue de tal magnitud que el vehículo en el que viajaban voló, literalmente, más de 30 metros para desaparecer de la calle y acabar en el patio de la iglesia de San Francisco de Borja.

 

 

Ese mismo día, Euskadi Ta Askatasuna reivindicó el atentado desde Francia. De hecho, las dudas a que la banda terrorista había sido la responsable hicieron que esta diese una rueda de prensa clandestina desde el sur de Francia. El comando Txikia había sido el responsable de meter miedo a los dirigentes franquistas y de acabar con la vida de tres personas, con la que su lista de víctimas oficiales ascendía a siete, lejos aún de las más de ochocientas hasta su disolución. Se dictó procesamiento a los miembros del comando, que eran siete, de los que tres se encargarán de la operación contra Carrero Blanco: José Miguel Beñarán, Argala; Javier Larreategi, Atxulo; y Jesús Zugarramurdi, Kiskur. Los tres huirían a Francia.

 

 

Los tres militantes de ETA permanecerán escondidos hasta fines de mes en el refugio de Alcorcón, del que les sacará su contacto en Madrid, Eva Forest, disidente del Partido Comunista de España. Un camión les trasladará luego a Hondarribia (Gipuzkoa). Desde allí alcanzarán Francia tras cruzar el río Bidasoa.

LUIS R. AIZPEOLEA (2013). «El cráter del régimen». elpais.com

 

 

 

 

 

La preparación del atentado es una de las partes que más atención se ha llevado por parte de los medios. No se trataba del típico atentado coche-bomba que tanto usarían los terroristas en las décadas siguientes. La banda alquiló un piso franco y se hicieron con el semisótano del mismo. Desde este cavaron un túnel por debajo de la calle Claudio Coello donde colocaron los explosivos.

 

 

El hecho de que trabajaran durante meses a un metro de la superficie en un barrio residencial, y de que se movían «como Pedro por su casa» en la capital, ha hecho que surjan diferentes teorías de conspiración. Pero eso es otra historia.

 

 

El de Carrero Blanco es un magnicidio visitado en diferentes ocasiones por el séptimo arte. En 1976 se estrenó en salas Comando Txikia (Muerte de un presidente), dirigida por José Luís Madrid, que recreaba de una forma discreta el magnicidio. La aproximación más conocida del atentado llegaría unos años después; en 1979 Gillo Pontecorvo volvió al cine con Operación OgroEsta volvía a la perspectiva de los terroristas durante la planificación del magnicidio, y su realización. Con mayor presupuesto, calidad historial, y perspectiva histórica, Operación Ogro es una notable película sobre una de las operaciones más conocidas de ETA.

 

 

En 2011, el año en que ETA anunció su cese de la violencia, Televisión Española volvió al magnicidio con la miniserie El asesinato de Carrero Blanco. El principal atractivo de la producción es que, además de en los terroristas, se centra en la figura de Carrero Blanco, interpretado por José Ángel Egido. La miniserie se encuentra de forma gratuita en la web de Radio Televisión Española.

 

 

 

Ángel Cuesta Bascón

Mayo de 2021

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

 

 

 

 

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