Vidas Rebeldes: La necesidad de amar
VIDAS REBELDES: LA NECESIDAD DE AMAR
«Mi problema es que no me dura la felicidad. Siempre condenada a estar sola desde pequeña.»
(Marilyn Monroe) Vidas rebeldes
Esta frase, que el personaje interpretado por Marilyn Monroe pronuncia, es una presentación perfecta para los personajes de esta mítica película.
The misfits o Vidas Rebeldes (1961), como se tituló en España, tiene su origen en un relato corto, escrito por Arthur Miller para la revista Esquire, en 1957.
Hay quien dice que fue un regalo, envenenado, de Miller hacia su esposa en ese momento, Marilyn Monroe.
Norman Mailer dijo que fue escrita para demostrar que Marilyn podría actuar en un drama (recordemos que la mayoría de películas de Monroe son comedias: «Con faldas y a lo loco» (1959), «Me siento rejuvenecer» (1952), etc.).

Sin embargo, el guión parecía ser una radiografía de la vida de Marilyn hasta ese momento: mujer inestable a la que el amor le dura poco. Una mujer llena de contradicciones que nadie toma en serio e insatisfecha, de la que todo el mundo se enamoraba.
Esta frase, que pertenece a una conversación entre el personaje de Marilyn y el de Clark Gable, parece estar dirigida a ella: «¿Puede un hombre sonreír cuando contempla a la mujer más triste del mundo?»
En vez de ayudar a su esposa, Miller consiguió lo contrario. Al finalizar el rodaje se divorció de ella. El escritor había conocido a una fotógrafa de la agencia Magnum, enviada a cubrir el rodaje, con la que se casaría en 1962 En esa época, Marilyn estaba, de forma literal, para el arrastre. Su estado físico y mental estaba muy dañado. Necesitaba de drogas para dormir y estar fresca durante el día. Se olvidaba de los diálogos y parecía que su mente estaba en otro lugar.
UN RODAJE DE LEYENDA
El rodaje de Vidas Rebeldes es uno de esos que se hacen tan famosos como la película misma. Otros ejemplos de esto son La reina de África y Fitzcarraldo.

Lo tuvo todo para convertirse en leyenda y ganarse el apelativo de «película maldita».Fue la última película del galán Clark Gable, el hombre que protagonizó Lo que el viento se llevó (1939), de quien se dice que rodó la película enfermo y que murió a los días de terminar su parte.
También fue la última película de una decadente Marilyn Monroe. Y añadamos que Montgomery Clift no hizo muchas más películas, en parte por su adicción a las drogas.

Evidentemente, a esa identificación contribuyó que el escritor de la película era Miller, el hombre que mejor conocía la inseguridad que acechaba a la mujer más deseada del planeta y el hombre que había buscado el reparto perfecto y al director perfecto para su mujer y para su historia.
En su entrevista con Toubiana, el autor de Muerte de un viajante reconoce sus sentimientos encontrados con la película. Fue concebida como un regalo para su mujer pero se convirtió en la película que provocó su definitivo colapso. Era, explica Miller, su gran oportunidad para demostrar que podía ser una actriz dramática. Y eso, al menos, quedó claro. Pero la incurable inseguridad de la actriz pudo con todo lo demás.
Elsa Fernández Santos (2011) «Vidas rebeldes, la leyenda fotográfica del último western». EL PAÍS
John Huston fue el encargado de dirigir la película y llevarla a buen puerto. Viendo el resultado final, hizo un trabajo digno de admiración, ya que tuvo que dirigir a tres estrellas que estaban acabadas por dentro.
De hecho, Huston parece ser un especialista en rodajes difíciles. Recordemos que es el director de títulos como La reina de África, cuyo rodaje fue tan complicado, que Clint Eastwood realizó una película sobre este: Cazador Blanco Corazón Negro (1990).
El rodaje comenzó en Junio de 1960 y tenemos que añadir al calor del desierto de Nevada la situación de los actores que participarían en ella.

Como ya he indicado antes, Marilyn Monroe se encontraba en una fase de absoluta decadencia. Estaba enganchada a los ansiolíticos y tenía problemas con la bebida.Sumemosle a esto el matrimonio fallido con Miller y los problemas psicológicos que arrastraba de antaño.
Murió el 5 de agosto de 1962, a los 36 años, dando paso a toda clase de especulaciones que pusieron en duda la versión oficial de muerte por sobredosis de medicamentos.
Montgomery Clift tampoco pasaba un mejor momento. Se encontraba adicto a las drogas, en medio de una espiral de autodestrucción, que muchos creen que se iniciaron con el accidente de tráfico que dañó su cara.
Murió cinco años después del estreno de Vidas Rebeldes, debido a una obstrucción de las arterias coronarias, a la edad de 45 años.
Supuestamente, su asistente le oyó decir sus últimas palabras cuando lo llamó para que saliese de su habitación, preguntándole si quizá le gustaría ver Vidas rebeldes en la televisión, a lo que Clift contestó con rotundidad: «No, en absoluto».
Como para Marilyn, también fue la última película para Clark Gable, quien la rodó enfermo.
Dos días después de acabar de rodar, Gable sufrió un infarto, muriendo el 16 de Noviembre del 61, a la edad de 59 años, cinco meses antes de que su hijo naciera.
Por si los actores no daban ya suficientes problemas, el propio John Huston, director del filme, puso también de su parte. Era conocida su adicción a la bebida y al juego. De hecho, la productora le echaba la bronca cada vez que tenía que pagar sus deudas de juego.
Como resulta imposible no ver que todo aquello fue posible porque allí estaba un director que amaba la vida mucha más de lo amaba las películas. John Huston se comportó con su célebre cinismo, pero también con una sabiduría y elegancia que ojalá no hubieran perecido con los de su raza. Marilyn rodó una escena semidesnuda para ganar audiencia y Huston decidió cortarla («siempre he sabido que las chicas tienen pechos», dijo el director justificando su renuncia al plano). Solo es una pequeña decisión, pero de esas que agrandan una figura. Un día, fuera del rodaje, el director se fue al casino con su actriz, y allí le dio el único consejo que un hombre como él podía darle: «Cariño, no lo pienses, solo tira los dados. Esa es la historia de tu vida. No lo pienses, hazlo»
Podéis aprender más sobre el rodaje en este artículo de EL PAÍS
A pesar de las situaciones difíciles y a que los actores terminasen detestando la película (de hecho Monroe renegó de su actuación y la catalogó de fallida), durante el rodaje se produjeron buenos momentos, como la relación entre Gable y Monroe.
Marilyn , quien había sido fan de Gable en su juventud, confesó que este había sido el único hombre que la había tratado como a una mujer normal, no como a una estrella, a una mujer tonta o a un objeto de deseo.
También es digno de alabar el trabajo final de unos actores en el ocaso de sus vidas, pues las interpretaciones son espléndidas. Vemos a unos personajes desgarrados por las circunstancias de la vida, que piden amar y ser amados.
ARGUMENTO

Rosalyn Tabor, el personaje interpretado por Marilyn Monroe, se traslada a Reno, «la capital del divorcio», en el estado de Nevada. Allí acude para divorciarse junto a su amiga Isabelle Steers, que es interpretada por la siempre impecable Thelma Ritter.
En Reno conocen a dos hombres, un mecánico viudo llamado Guido (Eli Wallach) y un vaquero llamado Gay Langland, que es interpretado por un Clark Gable en sus últimas horas.
Estos consiguen que las dos mujeres se queden más tiempo en Nevada, por lo que Rosalyn y Tabor parecen entablar una buena amistad, y los problemas de ella parecen desaparecer con la naturaleza del paraje donde habitan.
Los cuatro viajan hacia una ciudad vecina donde se va a celebrar un rodeo, con la intención de encontrar a alguien que les ayude a cazar unos caballos salvajes con los que ganar algo de dinero.
Es en el camino donde se topan con Perce Howland (Montgomery Clift), un alma rota adicta a la bebida que les acompañará durante el resto del filme
ANÁLISIS DE LOS PERSONAJES.

El título original, «The misfits», es perfecto para describir a estos personajes.Son unos inadaptados del mundo que los rodea.
La selección natural dice que sobrevive el que mejor se adapta al medio, no el más fuerte, y estos personajes no se han adaptado a la cruda realidad en la que viven.
ROSALYN– El personaje de Monroe es, sin duda, el más difícil de analizar y comprender de todos. Y es que es el vivo reflejo de una actriz incomprendida, que se fue demasiado pronto.
Conocemos a Rosalyn como una mujer a la que no han tratado bien, de hecho se deja entender que su marido la maltrataba.
Hay una frase fundamenta que Rosalyn le dice a Isabelle:»Cuando le tocaba parecía que no estaba ahí conmigo».
Ella le responde: «Hija mía si ese fuese motivo de divorcio, no habría más que cuatro matrimonios en toda América».

Es alguien que no ha tenido a sus padres cerca cuando más los necesitaba y, a pesar de casarse, no ha podido liberarse de la sensación de soledad que parece seguirle. Un alma sensible que ansía estar junto a alguien que sepa quererla y a quien querer.
Amante de la naturaleza y los animales, muestra un profundo dolor cuando se hace daño a un ser, o cuando se da cuenta de la crueldad de la vida en testimonios de los demás: la muerte de la mujer de Guido, la vida de Perce y cómo Isabelle no supo sostener la relación con el hombre al que amaba.
Este extracto encontrado en lainsignia, la analiza:
Roslyn siempre se ha sentido sola, incluso durante su matrimonio. Como Marilyn, no tuvo padre, y su madre nunca estuvo cerca cuando la necesitaba. Esto marca su modo de ver el mundo y, en particular, la amistad y las relaciones afectivas.
Trata a las personas como le gustaría que la trataran a ella: se interesa por lo que son y por lo que realmente desean, y procura encontrar afinidades para empatizar y confiar; es decir, busca sentirse verdaderamente unida a alguien.
Por eso lo mira todo como si fuera nuevo y maravilloso, y se desvive por embellecer el entorno constantemente; intenta hacer la vida agradable a los demás y ver el lado bueno de cualquier situación o persona.
Pero la tristeza de aquella niña que no conoció la seguridad que proporcionan los primeros lazos afectivos la persigue -más bien camina junto a ella-, a pesar de que procura en todo momento que no se note; de modo que, a simple vista, y para un observador poco perspicaz, parece una mujer alegre, ingenua y, por supuesto, desconcertante. En realidad, la idea que parece desprenderse de su comportamiento -se empeña en dejar claro que no espera nada-, de sus palabras -«quizá no debamos recordar las promesas de nadie»-, y de su forma de mirar, es la de que lo bueno está fuera de su alcance.
Por otra parte, tiene la maravillosa cualidad de ser como un radar que capta las emociones de cualquier ser vivo que se le acerca. Siente la alegría y el dolor ajenos como propios, y detecta, casi intuitivamente, las verdaderas motivaciones que se esconden en el corazón de los hombres. Para ella son lo más importante, porque definen la nobleza o la mezquindad de las acciones.
Esto la hace enormemente vulnerable a la vez que la convierte en una compañía incómoda -como todas las personas de emociones excesivas- en situaciones en las que el pragmatismo o la ambigüedad humana se imponen por encima del sentido de la justicia. Su sensibilidad es como un espejo que refleja lo peor y lo mejor de cada uno.
Lidia Fernández Fortes (2003). «Vidas Rebeldes». La insignia
Veremos que todos los hombres parecen enamorarse de ella. Sin embargo, ella parece incapaz de amar.

GUIDO– El personaje de Wallach es considerado como secundario, sin embargo, su importancia en la obra es capital. Al mismo nivel que el personaje de Clift.
Es el primer hombre que aparece en la película y se nos presenta como alguien bonachón que se siente atraído por Rosalyn e intenta que ella esté lo más confortable posible.
Parece que estamos ante un hombre noble, sin embargo le vemos ponerse celoso cada vez que otro se le pone por delante, a la hora de obtener el amor de Rosalyn.
Su matrimonio no parecía llenarle. Además de que en la escena final deja caer que las mujeres no le han «tratado bien». Cuando Rosalyn empieza a despotricar contra ellos, él grita que «todas las mujeres están locas» y que «lo das todo por ellas, pero nunca es suficiente».
En un diálogo con Gay este le pregunta que le reconcome, a lo que Guido le contesta: «la vida».

PERCE– El personaje de Montgomery Clift es, como en el caso de Rosalyn, el reflejo del propio actor.
Nos encontramos a un hombre en medio del camino (posible metáfora con la mediana edad de Clift: «en medio de la vida»), sin ambiciones ni dinero, cuya única posibilidad de supervivencia es jugarse la vida en rodeos.
Parece estar en un bucle autodestructivo, en el que la bebida juega un factor capital. Lo vemos más tiempo borracho que sobrio, y parece que sólo ebrio puede afrontar la vida.
Tiene un diálogo con Rosalyn en el que se confiesa. Habla sobre su vida, sobre su madre y las ilusiones que tenía. Todas ellas rotas. Rosalyn le pregunta: «¿Nunca antes alguien había llorado por ti?».
En ese diálogo vemos a dos almas rotas que desnudan sus sentimientos. Dos almas rotas que sigue agarradas a la vida esperando que suceda algo que les saque el dolor interno que tienen.

GAY– El personaje de Gable parece ser el más fuerte de todos.
Un vaquero de los que ya no quedan. Un hombre que trabaja con sus manos y ha sacar su vida adelante.
Parece ser el único que ven en Rosalyn algo más que una cara bonita. Parece quererla de verdad. Si volvemos al artícula de la insignia veremos esto con más detalle:
Roslyn está muy borracha y Guido intenta besarla, aprovechándose de su estado, pero ella lo esquiva. De pronto parece pensar en las distancias inmensas que puede haber entre personas que se suponen cercanas y, en una de las escenas más hermosas de la película, baila sola, descalza, y se abraza a un árbol: lo más sólido que encuentra en esos momentos a su alcance.
El único que se le acerca entonces es Gaye, y no para besarla, sino para ayudarla. «Será mejor que vuelvas a la casa». «¿Te preocupas por mí? Qué amable». «Sólo quiero que no te pase nada».
Lidia Fernández Fortes (2003). «Vidas Rebeldes». La insignia
A pesar de su acercamiento, sus personalidades chocan. Ella es una amante de los animales y él necesita matarlos para seguir adelante. Él le dice: «Cariño, nada puede vivir sin que algo muera».
Se nos muestra como un hombre fuerte e independiente, al que lo único que le falta en la vida es una mujer que lo acompañe. Rosalyn adquiere para él una importancia mayor que para el resto. Él cree encontrar en ella lo le faltaba y ella cree encontrar en él la vida tranquila que tanto ansía.
Ella admira la vida de Gay. «En el campo te levantas a la hora que quieres, haces unos huevos y desayunas contemplando el paisaje».
Por otro lado es un ser inadaptado que lucha por seguir viviendo. En sus propias palabras: «Malditos sean los que han cambiado esto. Lo han envenenado todo y lo han manchado de sangre. Para mí ha terminado. Es tanto, tanto, como estrangular un sueño. No hay más remedio que buscar otra forma de seguir viviendo… si es que queda alguna».
Hay una especie de paralelismo entre Gay y los caballos salvajes. El es un ser salvaje como ellos, al que no le gusta que decidan por él. Tiene una lucha interna que se expresa a la hora de domar el caballo y después dejarlo libre. La lucha entre su esencia y sus deseos.
CONCLUSIONES
«Vidas rebeldes» es, sin duda, mucho más que un drama al uso o un western. Es una película de almas rotas por los avatares de la vida.
Almas rotas que ansían amar y ser amadas. Encontrar en la tierra un poco de la bondad que creen perdida y aliviar el dolor que el peso de la existencia les produce. El retrato de una necesidad universal. La necesidad de ser amado. Amado por alguien que entienda la fragilidad de los seres humanos en un mundo contaminado por ellos mismos.
Ángel Cuesta Bascón
Septiembre 2017
BIBLIOGRAFÍA
- Lidia Fernández Fortes (2003). «Vidas Rebeldes». La insignia
- Elsa Fernández Santos (2011) «Vidas rebeldes, la leyenda fotográfica del último western». EL PAÍS
Deja un comentario