Una historia de violencia: la posibilidad de huir del pasado
En la entrada de hoy tengo el placer de presentar uno de los temas que más me han conseguido fascinar en la gran pantalla: olvidar el pasado y poder seguir con tu vida.
Esta idea de que tu pasado puede volver en cualquier momento lo hemos visto en una cantidad notable de historias. Se me viene a la cabeza la genial «Retorno al pasado», una joya de la época dorada del cine negro. También podría hablar de historias fuera del ámbito cinematográfico, como la del sobresaliente «Red Dead Redemption», videojuego desarrollado por Rockstar, que nos ponía en la piel de un vaquero cuyo pasado como bandido regresa para poner en peligro su situación actual la de su familia.
Los llamados fantasmas del pasado están presentes en nuestra vida casi de forma inconsciente. A quién no le ha venido un recuerdo vergonzoso del pasado y eso le ha repercutido en el presente. Muchas veces ese pasado deja secuelas y nos impide avanzar y progresar en ámbitos de nuestra vida. Es por eso que aprender a olvidar el pasado es crucial para abordar el futuro. Esto es fácil de decir, pero difícil de hacer. Muchas veces mi subconsciente me ataca disparándome balas de recuerdos dolorosos y vergonzosos, que llegan a paralizarme. Es algo que nos pasa a todos. Cada uno tenemos un pasado del que estar orgulloso o no, pero que al final acaba repercutiendo en nuestro presente.
INTRODUCCIÓN
Me estoy yendo por las ramas, por lo que voy al grano. La película que presento hoy es la notable «Una historia de violencia», dirigida por el veterano David Cronenberg y basada en el cómic del mismo título, creado por el guionista John Wagner y el dibujante Vincent locke.

Antes de entrar «a saco» con la película, me gustaría que os pararais un momento a contemplar el arte del norteamericano Norman Rockwell, que retrató la vida rural americana de la forma más «simpática e inocente» qe yo haya visto. Tan dulce llega a ser este sueño americano, que podríamos estar ante un claro uso de la ironía por parte del autor, dejando entrever una américa con una buena fachada, pero un interior podrido.
En la década de los 50 y 60, Rockwell volvió a sus temas amables y tiernos, representando imágenes navideñas, familias reunidas, viajes familiares en automóvil, interiores de tiendas o barberías, heladerías con niños, e incluso hizo algunas obras repletas de ironía. Ese sueño americano en el que las parejas se conocen en el instituto, se casan y tienen una pareja de críos adorables, una casa con garaje un perro adorable como mascota. Esto es lo que Rockwell nos presenta y lo que Cronenberg también hace, para después mostrar el lado oscuro de esta sociedad.
Esto es algo con lo que también juega David Lynch: Tras la apariencia se encuentra el infierno. Un ejemplo muy claro es el de «Terciopelo azul«, en el que se nos muestra uno de estos pueblos de fachada ingenua, pero en el que ocurren situaciones muy perturbadoras.

Hay quien compara la pintura de Rockwell con la de Edward Hopper, sin embargo, este plasma un mundo urbano y vacío, de personajes solitarios. En sus cuadros hay una parte más iluminada del resto ( un halo de luz), como queriendo exponer que «ha venido Dios, pero no hay nadie para recibirlo». Es un mundo diferente al de Rockwell.
CONCEPTO DE NOVELA GRÁFICA Y APUNTES SOBRE CÓMICS
Lo que conocemos como novela gráfica fue popularizado por el historietista y teórico del cómic, Will Eisner.El concepto nació para diferenciar unos cómics de otros. La novela gráfica apela a la posibilidad del cómic de ser un objeto artístico, y de narrativa adulta. Digamos que el concepto es una aspiración del cómic.
El problema expresivo de los cómic es su duración, lo que a la hora de adaptarlo a la gran pantalla supone un reto. Otras características propias de los cómics son el juego con una serie de códigos culturales (por ejemplo, las estrellas sobre la cabeza de un personaje que se ha dado un golpe o está mareado).
La imagen es fija, como en la fotografía. Sin embargo el cómic crea una narración a lo largo de varias imágenes, gracias al movimiento que crea el lector en su mente.

El elemento básico del cómic es la viñeta, que es el segmento mínimo narrativo. Una viñeta no es un plano, ni un fotograma, pues la viñeta tiene que moverse y su conjunto, ofrecer información suficiente para que el lector cubra los vacíos.
Es por esto que encontramos muchos elementos que indica duración, dentro de las viñetas: un reloj, una bomba, un tren…
Las viñetas verticales dan sensación de angustia, mientras que las horizontales lo dan de calma. Las viñetas grandes están destinadas a la pausa y la contemplación, ayudando a bajar el ritmo. Por otra parte, las viñetas pequeñas dan velocidad y aumentan el ritmo narrativo. Añadamos que la propia página es una unidad narrativa que el cine no tiene. La página se planifica para mantener el interés y sorprender.
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